A todos aquellos interesados en el embarazo, parto, puerperio, lactancia materna y crianza. Hago mia la frase de "abrázame y quiéreme cuando no me lo merezca, pues será cuando más lo necesite"


Esta mañana me he encontrado con una mamá que tenía un sofocón impresionante con su dermatólogo. Me lo contaba y se sofocaba al recordar la escena que le había tocado vivir. Alimenta a su hija con leche materna y, poco más o menos, lo que le ha venido a decir es que ¡ya valía!, que ya estaba bien, que él tenía 4 hijos y que tanto sacrificio no podía ser bueno...

Y una, lo que piensa es; "otro más de tantos desinformados..." pero lo que da rabia es el sofocón de esta pobre madre que se ha quedado a cuadros y como le ha hecho sentirse innecesariamente.

Mi respuesta ha sido y es, que desinformados hay muchos por el mundo, pero que si una tiene la información correcta y esta segura de lo que hace, merece todo el respeto tanto ella como su hija puesto que es cuestión de información y respeto.

Así que esta noticia sobre lo que hacen en Valencia debería ser impresa y dejada en el buzón de este dermatólogo para que al menos cuando hable sepa de lo que habla, pero sobre todo respete a la persona que tiene enfrente. ¡¡Que lea, que lea!!;

"No alimentar a un recién nacido con la leche de su madre o suspender injustificadamente una lactancia materna por falta de información o apoyo insuficiente o inadecuado, supone riesgos y perjuicios innecesarios para la madre y el lactante que los profesionales de la salud debemos evitar poniendo todo nuestro empeño en ello", aseguró la doctora Maite Hernández.

Por eso, una de las metas principales de este programa de protección, promoción y apoyo a la lactancia materna es conseguir que se generalice la lactancia exclusiva hasta las seis primeros meses de vida, la introducción de otros alimentos que complementen la lactancia a partir de esa edad y se continúe con la lactancia materna por lo menos hasta los dos años, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)".


Uno de los recuerdos más bellos de mi infancia es cuando mi madre los domingos y una vez que se había ido mi padre...nos dejaba entrar en su cama a "remolonear".

Estaba calentita, olia a mis padres, transmitía seguridad y amor. La llenaba de besos a mi madre por aquello...¡¡se estaba tan bien!!

Me acorde de ello al oír un comentario que creo que he comentado alguna vez aquí, cuando oí a una madre de tres niños decir que ella les "prohibía" a sus hijos subirse y meterse en su cama.
Tenía que ver este bello vídeo de la Dr. Alejandra M.Mercado y su fantástica web dardemamar.com

Me quedo con Unamuno, yo gracias a mi hija he descubierto la normalidad del colecho;

"Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno sueño meces"



Sabía que existía esta página web, pero lo que no me podía imaginar es la cantidad de cuadros de arte con escenas de amamantamiento como tema que existen en la realidad y de todo tipo; religiosos, mitológicos, profanos, escenas cotidianas.

Dan ganas de hacerse un catalogo impreso para cuando una viaja en avión y no tener así problemas con las azafatas y las compañías. ;)

¡¡Ahora!! el más impactante ha sido el cuadro de San Bernard que aquí publico. Y me sorprende ver como la edad de algunos de los niños pintados, reflejo de una epóca, es de bien mayores. Lo comentó, porque mi propia madre me decía que amamantar a un bebé mayor no era bonito y sin embargo veo los cuadros y me parecen preciosos, la complicidad con la madre que en todos se plasma.

Mil gracias a Isidro Vitoria, pediatra del Hospital Infantil de La Fe de Valencia por enviárnosla.


Acostumbrada a frases del tipo; "ahora empieza la dictadura infantil"..."son unos puñeteros"..."la llevas clara si cedes con ellos"...para mí ha sido una bendición descubrir este libro, que recomiendo en este mes de verano para leer al borde del agua o debajo de un árbol o en tu mecedora de casa; "Padres liberados, Hijos liberados" de Adele Faber-Elaina Mazlish.


Que guarda entre sus páginas párrafos tan interesantes como este;
"Cuando castigamos a un niño, le privamos de enfrentarse a sí mismo. Hay personas que dicen; pero si no le castigas, le estás dejando que haga lo que le venga en gana. Al contrario; cuando le castigamos se lo ponemos muy fácil. Siente que ha pagado por sus malas acciones y ha cumplido su condena. Después es libre de repetir su mal comportamiento. Porque, en realidad, ¿qué queremos de un niño que se ha excedido? Queremos que se analice a sí mismo, que sienta cierto grado de malestar, que haga sus deberes emocionales, que empiece a asumir alguna responsabilidad respecto a su propia vida."

O este otro;
Solíamos pensar que al decir a un niño lo que hacía mal, mejoraría. Si le llamábamos mentiroso, se volvería honesto; si le llamábamos tonto, se volvería listo; si le llamábamos vago, se volvería más aplicado. Ahora sabemos que para que un niño mejore, la base está en tratarlo como si ya fuese aquello en lo que es capaz de convertirse.

¡Dignidad! ¡Esa era la diferencia básica entre el retrato antiguo y el nuevo! El nuevo retrato otorgaba infinitamente más dignidad tanto al padre como al hijo.

Y sobre todo una frase que me ha impactado, pues en mi generación tanto en el colegio como en casa era normal el castigo y descubro que; "Castigo no, actúo"
Interesante enfoque para todos aquellos que estamos en el complicado proceso de la crianza cuando ya dejan de ser bebés y empiezan a evolucionar hacia las personas que serán.

El libro tiene un enfoque muy americano a la hora de describir con infinidad de casos particulares (que personalmente no me gusta mucho) pero la lectura entre caso y caso es interesantisima. Me ha resultado más ameno que el de "Como hablar para que sus hijos escuchen..." de las mismas autoras, aunque a alguien le pueda resultar más práctico.

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